Analizar el por qué de cada tarea podrá ayudarte a saber realmente si lo que estás haciendo te acerca o no a tus objetivos, y a evaluar el proceso de avance por cada día.
Divide un proyecto en objetivos, los objetivos en tareas y las tareas en actividades simples.
Verás que fácilmente cumples con todas tus expectativas.
Es paradójico, pero cuando consigues tener la fuerza de voluntad suficiente para crear y consolidar los hábitos que quieres, dejas de necesitar la fuerza de voluntad.
Los hábitos son acciones que se realizan de forma automática y sin pensar, por lo que cuando los has adquirido, no tienes que luchar contra esas fuerzas internas que están en conflicto ahora mismo. Puedes aplicarlos a tu trabajo diario pero también a tu vida, ¿Quieres saber cómo?